jueves, 24 de marzo de 2011

NOS QUITAN EL TRABAJO.

¿Quiénes? Quizá la chica rumana que limpia tu escalera cuando todavía no ha amanecido, o el pakistaní al que, no sabes por qué, le encanta no dormir los sábados y te vende el kebab de las cinco; puede que sea el ecuatoriano que construyó tu apartamento aquel agosto o el chino que trabaja como un chino que no entiende de domingos; es posible que la boliviana que aguanta a tu abuela, le da de comer y la saca a pasear por el parque de al lado de casa o el chico de Argelia que te contó que le hubiera gustado llegar a ser como Zizou mientras te cobraba la litrona del viernes pasado.

No te quejes demasiado alto, porque serán ellos quienes pagarán tus balnearios y tus viajes a Benidorm cuando seas un viejete arrugado y abrazable, y hasta es posible que alguno de ellos te cambie los pañales y te enjabone la espalda. Se trata de una cuestión de personas, de personas como aquel tío tuyo de París, que hace años llegó a la Gare du Nord con un trapo húmedo y otro seco debajo del brazo como único equipaje, para limpiar ventanas; porque en aquel entonces todo era una mierda por aquí, ¿es que nunca te han contado esa historia?
Parece que el cuento se repite, pero cambian los protagonistas y tu empatía está hoy por los suelos. Acuérdate de París.

Después de decir todo esto, queda claro que nos quitan el trabajo,

de encima.

MAX.