sábado, 28 de mayo de 2011

GRACIAS, MOSSOS

Siete y media de la mañana, Plaça Catalunya, Barcelona. Empiezan a aparecer furgones azules por todas partes, el ruido de las sirenas es ensordecedor y unos tipos duros con casco y uniforme azul forman filas. Quieren limpiar la plaza; pero la higiene es un mero pretexto, la quieren limpiar de cabezas pensantes demasiado despiertas y quieren dispersarlas, porque si están todas juntas igual se ponen de acuerdo y hacen cosas grandes.

Los acampados miran a los de las porras y los de las porras miran a los acampados; y todos saben lo que va a pasar. Los tipos duros de azul empezarán a repartir palos apasionadamente a los gamberros de las florecillas, quienes aguantarán los golpes sin defenderse hasta que no quede hippie en pie. Comenzarán los gritos de rabia contenida y comenzarán los lloros de impotencia ante la violencia policial. Comenzarán los porrazos, comenzará a salpicar la sangre y cada uno saldrá condecorado con su ración de moratones. Así de primeras suena abusivo y rechazable, pero es que los unos piensan demasiado, y los otros... los otros ni siquiera piensan.

En realidad, a los de azul no les mola en exceso pegar a estos pelagatos que se creen Mahatma Ghandi, les molaría mucho más apalear a los cuatro antisistema de una manifa anarquista, que por lo menos les dan argumentos cuando les tiran unas cuantas botellas de cerveza. Pero éstos ni siquiera les dan razones para pegarles un poquito; solo les dan alguna que otra flor al estilo Sixties y les invitan a sentarse a conversar.
Les invitan a sentarse a pensar.

Gracias Mossos por dar el golpe de maestría que legitima definitivamente a las plazas de toda España, gracias Mossos por darnos más argumentos todavía para continuar creyendo en  la no-violencia y gracias Mossos por no habernos otorgado la legitimidad absoluta al no haberos cargado a nadie de un porrazo en la sien.

MAX.